Suárez y la San Silvestre



54 años pasaron y la herida no cierra. Es previsible. Cuando Osvaldo Suárez relata su desgracia sufrida en 1956 por los militares de la autodenominada Revolución Libertadora parece que hubiera sido ayer cuando un coronel empezó a ponerle fin a su sueño de continuar el legado olímpico que comenzó con las medallas de Oro de Juan Carlos Zabala en Los Ángeles 1932  y de Delfo Cabrera en Londres 1948 y continuó con la de Plata de Reinaldo Gorno en 1948 (el gran Emil Zatopek, la locomotora humana, se interpuso en su camino al primer escalón del podio). Suárez fue una de las tantas víctimas del genocidio deportivo más grande de la historia argentina. 

Comenzó a correr a los catorce años, cuando sus amigos lo inscribieron para una carrera que se realizó en una fecha patria en Wilde y en la cual salió segundo. Ocho años más tarde tenía todo listo para viajar a los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, con su pasaporte ya visado por la embajada australiana. Pero de repente, a falta de cuatro días para partir hacia suelo oceánico, los militares del golpe que se efectuó el 16 de septiembre de 1955 lo citaron mediante una carta documento que lo llamaba a "Presentarse en el Comité Olímpico"  y estaba firmado por  el Coronel Fernando Ignacio Huergo, que respondía a las órdenes del Presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu. Lo acusaron de acomodado, a lo que él respondía que merecía viajar por sido dos veces campeón panamericano en México en las 5000 y 10000 millas.

"¿Usted sabe que no va a poder salir del país?" le preguntó Huergo tras someterlo a tres horas de interrogantes. "¿Cómo? No puede ser. Dentro de cuatro días voy a viajar a Australia y pienso que voy a ser campeón Olímpico. Tengo la mejor marca del mundo en Maratón (2 horas y 23 minutos, dos minutos por debajo del record del francés Alain Mimoun que ganó la medalla de oro en Melbourne)" retrucó un Suárez que ya veía como su sueño se derretía por estar "identificado" con el peronismo, que durante la primera mitad de la década del cincuenta fomentó el deporte nacional. "Usted no puede salir del país. Usted va a ser investigado" concluyó Huergo y enterró los sueños de podio olímpicos.

Walter Lemos, otro fondista argentino que iba a viajar junto a Suárez, tampoco pudo participar en Melbourne por la prescripción que sufrieron todos los deportistas que fueron beneficiados por la política deportivamente favorable de Juan Domingo Perón. También fue el caso de Cabrera (lo echaron de su trabajo como bombero en Villa Domínico porque el General le regaló una casa tras la conquista en Londres), de la Selección de Básquet comandada por Oscar Furlong, de Pascual Pérez y de cientos de deportistas argentinos que triunfaron durante la época del peronismo en el gobierno.

Un año y medio de suspensión, sin siquiera una explicación como para encontrarle una razón a esa herida que todavía no cerró en Suárez. Después el Comité Olímpico le levantó la prescripción y pudo volver a correr. A su numeroso palmarés (fue 12 veces campeón sudamericano, 4 veces campeón panamericano y 5 iberoamericano, Olimpia de Oro al Mérito en 1958 y Olimpia del Bicentenario en Atletismo en 2010) le agregó la conquista de la histórica carrera de San Silvestre (la más importante del circuito latinoamericano de atletismo), que se lleva a cabo el último día de cada año en Sao Paulo (allí comenzó la carrera). Suárez ganó la San Silvestre tres veces de manera consecutiva entre 1958 y 1960 y fue el único argentino que lo logró en toda la historia. Tal vez tamaña conquista le haya servido para paliar un poco el dolor de Melbourne.

Con el correr del tiempo la carrera fue creciendo y fue llevada a distintas ciudades del Mundo (Madrid, Barcelona, Salamanca y México DF, entre otras). Este 31 de diciembre a las 16, cincuenta años después de la tercera conquista de Suárez, se correrá por primera vez en suelo argentino. Serán 8 km (longitud que se utilizó en la primera San Silvestre, en 1924) en donde los participantes podrán recorrer todos los puntos históricos del cenetro porteño. La Avenida 9 de Julio, entre Sarmiento y Perón, será el punto de partida y también de llegada. Correrán alrededor de 2300 personas y servirá como homenaje a uno de los más grandes del atletismo y del deporte argentino, quien no tiene la medalla de oro colgada en el pecho por una irrisoria y atroz decisión de un gobierno de facto.



Matías Baldo es estudiante de periodismo y de abogacía. Escribió en los reconocidos blogs argentinos ValeChumbar (www.valechumbar.com) y Muy Boca (www.muyboca.com.ar). Sus colaboraciones en TicEspor.com se iniciaron con la cobertura del Mundial de básquet Turquía 2010 y la serie semifinal de la Copa Davis 2010 entre la Argentina y Francia. Su twitter: @matiasbaldo.

Escrito por Matías Baldo en jueves, diciembre 30, 2010. Etiquetas , , , . Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada mediante el RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta o trackback a esta entrada

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